martes, 24 de enero de 2012

La visión budista del infierno en "Jigoku" (Nobuo Nakagawa, 1960)

 Sinopsis: "Tras un accidente en la ruta en el cual atropellan a una persona, Shiro y Tamura, dos estudiantes de teología, huyen del lugar. Shiro, el más inocente, quiere confesar el accidente, pero su malicioso amigo Tamuro lo impide, la espiral de muerte irá creciendo hasta que ellos y quienes les rodean conocerán el infierno de primera mano."

 En 1960 Japón empezaba a vivir su "nueva ola" al igual que el cine europeo, se empezaba a apostar por cine de menor presupuesto y arriesgado. Eso llevó al estudio Shintoho, antaño uno de los grandes de Japón, a apostar por una película arriesgada y esotérica y que, como si de un castigo divino se tratase, se convertiría en el último film que rodaría el estudio. 

 La historia gira en torno a la visión teológica y terrenal de los pecados y la vida después de la muerte, así, la película se parte en dos, siendo los primeros cincuenta minutos un thriller de cine negro con elementos sobrenaturales al más puro estilo Teruo Ishii (que también había dirigido para el mismo estudio), en el que el protagonista sufre de culpabilidad mientras tiene extrañas visiones y varias mujeres intentan asesinarle como venganza por el atropello que cometió. Mientras, su vida se tambalea y su novia muere en otro accidente, esta vez provocado por su amigo Tamura. Pero donde "Jigoku" pasará a la historia es por la última hora de película en que se muestra una representación budista del infierno, de los pecados y los dioses del inframundo con una iconografía muy bien delimitada y filmada que entremezcla la visión estilizada de los escenarios o los cánticos operísticos con lo grotesco.

 Los infiernos budistas y su iconografía

 Nobuo Nakagawa, director de la película, era conocido por sus aportaciones al "Kaidan eiga" (género de terror japonés caracterizado por hacer hincapié en la mezcla de folclore histórico y fantasmas). Sin embargo con "Jigoku", que significa "Infierno" en japonés, fue más allá, quería hacer una película de terror completamente desvinculada de la senda del género, adentrándose en temas teológicos más profundos y explicando brevemente los ocho infiernos budistas que se dividen por subinfiernos tanto por tipo (llameantes y helados) como también por el tipo de pecado cometido. La bella composición de los planos del inframundo se contrapone con los momentos de tortura que  tienen que soportar los personajes que han cometido pecado (en un momento de la película Tamura condena a todos ya que en cierto modo "todos han asesinado"), en cierto modo ese pecado viene dado por el sentimiento de culpa y de miedo al compromiso del protagonista que por asesinato, dejando entrever que estos sentimientos son en cierta medida un infierno interior con el que convivir más allá del infierno físico que hace acto de presencia más adelante.

 Otra de las características de este infierno budista que lo diferencian del cristiano es la no eternidad del sufrimiento; según el pecado cometido se enfrentan a una tortura que se repite en bucle, es decir, por asesinato uno de los personajes se enfrenta a un demonio que lo descuartiza una y otra vez o bien una pareja condenada a arder por la eternidad hasta que dejen de gritar. Una vez paren de quejarse del sufrimiento la tortura se detiene. El motivo es la propia percepción teológica del budismo, que cree en la reencarnación, es por tanto el infierno budista una especie de equivalente al limbo occidental, un lugar intermedio entre una reencarnación y otra. Otra apreciación clave que lo distingue de su homónimo occidental es la "personalización" del infierno, y es que cada mundo es la representación de los temores del propio individuo y de esta forma él es su propio verdugo. También destaca la aportación sintoísta en el inframundo con ese "remolino" de personas vagando eternamente.

Retrato del infierno en llamas
 La aportación estilística del infierno parte del río Sanzu como frontera entre la vida y la muerte en el reino de los Narakas (Infierno budista) tras el que se encuentran las llanuras infernales como por ejemplo donde Yukiko apila piedras una encima de otra para salvaguardar simbólicamente a su familia (para cada noche ser derribado por un demonio). Como se puede apreciar en los fotogramas, la versión cinematográfica del infierno tiene mucho que ver con la tradición plástica que seguían los pintores japoneses.

La simbología terrenal y el proceso de creación de "Jigoku"

 Pero merece la pena llamar la atención también sobre detalles más sutiles que tienen lugar durante la parte "terrenal" que está repleta de simbología soterrada. Momentos repletos de semiótica como aquel en que el tiempo se detiene y los personajes quedan inertes tras una descontrolada bacanal mediante la que los personajes se precipitan hacia el infierno en llamas. Toda una catarsis de cara al espectador y que es donde empieza la verdadera película, más allá del preámbulo de la vida. Este es el momento clave de la cinta y estoy seguro que es una de las razones por las que la película ha pasado a la historia, sin embargo también hay lugares y hechos constantes que como espectador hay que dar caza, como Shiro paseando por las vías de un tren, como caminando entre la vida y la muerte. Otras curiosidades interesantes son la duplicidad de personajes. Así, después de que al inicio de la película Yukiko, la amada de Shiro, muere, aparece una misteriosa joven idéntica de nombre Sachiko que incluso lleva elementos exactos a la fallecida como el omnipresente paraguas. Estos paraguas que sujetan las dos mujeres  que desea Shiro, objetos que sin duda tienen una presencia especial, que vienen a simbolizar el deseo y que guardan un destino similar al de los personajes, un apunte que recuerda a Hitchcock y su "Vértigo".

Shiro entre la vida y la muerte paseando por las vías del tren
 "Jigoku" supone, por tanto, un viaje dantesco por los infiernos con una iconografía bastante complicada de desentrañar, toda una obra de culto. Haryasu Kurosawa, el director artístico, se propuso, con el escaso presupuesto con que contaba, realizar un infierno que evocase más que mostrase, por tanto no se trata de una cinta gore como uno puede imaginar tras las descripciones que he dado antes, sino que está resuelto con una elegancia y un tempo que recuerdan sobremanera a otras obras del Kaidan eiga. Es precisamente esa atmósfera la que más sobrecoge y aterroriza.

 Volviendo a los detalles de cómo fue gestada, su director, Nakagawa, pidió al guionista Ichiro Miyagawa, que realizara un guión sobre el cielo y el infierno, sin embargo, finalmente el cielo no aparece en ningún momento de la película, según su propio guionista "porque no sabía donde meterlo". Aparte de esta anécdota, cuentan en un documental sobre esta película de 2006 titulado "Building the inferno" que al ser la última producción de Shintoho y teniendo un ambiente tan apocalíptico, los extras y el equipo técnico se fundieron en uno, ayudando los unos con la colocación de escenarios y la preparación escenográfica. Finalmente, la película no pudo salvar al estudio de la quiebra y tuvo que cerrar. La aportación de esta película a la historia del cine queda fuera de toda duda, y es que a pesar de lo irregular de su ritmo y que a ciertos espectadores le pueda resultar tediosa sigue a día de hoy siendo una obra rebosante de originalidad. En 1979 se hizo un remake dirigido por Tatsumi Kobashiro dificilísimo de encontrar y en 1999 el famoso director Teruo Ishii (que como ya he comentado antes trabajó para el estudio Shintoho y tiene una obra que encaja muy bien con este clásico) rodó a su manera un remake de la parte infernal con nuevos medios, cromas y demás en una alucinada visión del infierno bastante más gore que la original de Nakagawa. Además hay otro remake taiwanés que no he podido localizar.

 Si os decidís a ver esta delicatessen, podéis haceros con el dvd de importación de la genial colección Criterion (eso sí que es una gran distribuidora), como no hay previsto que lancen esta joya también podéis encontrarla por Internet. También podéis encontrarla con su título alternativo en inglés "The sinners of hell". En cuanto a la obra de Nakagawa, esta es quizás su película más recordada aunque tiene clásicos muy importantes como "Snake's woman curse". 

1 comentario:

  1. Muy muy interesante! Gracias por las recomendaciones y la info! Hay de todo en este blog!

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